El Agua

El Agua

     Se refiere a la necesidad fisiológica para vivir y las exigencias económicas para evitar su contaminación.

      El agua, esencial para la supervivencia de la vida, es una sustancia compuesta, no un elemento como se creía antiguamente. Es una molécula que está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (H2O). Se halla en estado líquido como agua, sólido como hielo, y gaseoso como vapor y circula constantemente en un ciclo de evaporización o transpiración, precipitación y desplazamiento hacia el mar. Cubre el 71 % de la superficie de la Tierra. A pesar de su abundancia, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), estima que uno de cada cinco países en vías de desarrollo tendrá problemas de escasez antes de 2030.
Se localiza mayoritariamente en los océanos, y en menor medida en los casquetes polares, glaciares, acuíferos subterráneos, permafrosts, lagos, humedad del suelo, atmósfera, embalses, ríos y seres vivos. También se encuentra en el sistema solar, principalmente en forma de hielo en los cometas y como vapor en sus colas. Recientemente se han encontrado importantes yacimientos de hielo en la Luna y en Marte.

      Se cree que surgió como resultado de la formación de estrellas que expulsaron el vapor de agua al estallar. Se ha descubierto agua en nubes interestelares dentro de la Vía Láctea y puede ser abundante en otras galaxias, dado que sus componentes están entre los más comunes del universo.

      A pesar de su aparente abundancia, según la ONU, actualmente 80 países del mundo sufren debido a la falta de agua. Con la creciente población mundial el agua se ha vuelto escasa y su disposición es una de las mayores preocupaciones de muchos gobiernos. El 97 por ciento del agua es salada, solo el 3 por ciento es dulce (un 1 por ciento en estado líquido, y el 2 % en estado sólido). El 70 % del agua dulce se destina a la agricultura. El 20% a la industria y el 10% al consumo doméstico sin toxinas, ni agentes contaminantes, ni microorganismos. Es fundamental para todas las formas de vida.

      Aproximadamente el 68 % del agua dulce existente en el mundo está casquetes polares, en los glaciares y en los mantos de hielo. Las aguas superficiales suponen el 0,3 % del agua dulce del planeta que se encuentra en los lagos, embalses, ríos y representan el 80 % de las aguas dulces renovables. Las aguas dulces subterráneas almacenadas suponen un importante recurso ya que representan el 96 % del agua dulce no congelada de la Tierra. Los sistemas de aguas subterráneas suponen entre un 25 y un 40 % del agua potable; la mitad de las grandes ciudades del mundo dependen de ellas para su consumo; representan la principal fuente de abastecimiento de bajo coste en zonas donde no se dispone en superficie.

     El agua es un elemento crítico para la proliferación de la vida. Desde el punto de vista de la biología, posibilita la replicación de ADN, también es un compuesto esencial para la fotosíntesis y la respiración; las células fotosintéticas utilizan la energía del sol para dividir el oxígeno y el hidrógeno. El hidrógeno es combinado con CO2 (absorbido del aire o del agua) para formar glucosa, liberando oxígeno en el proceso, es por tanto un medio irremplazable.

      El agua es captada de embalses, manantiales o extraída del suelo mediante túneles artificiales o pozos de acuíferos. Otras fuentes de agua son el agua de lluvia, los ríos y los lagos. El método de desalinización suele emplearse con más frecuencia en las zonas costeras con clima árido pero resulta muy costoso por el elevado gasto de energía eléctrica. El agua es un recurso estratégico para el mundo y un importante factor en muchos conflictos contemporáneos. Su escasez tiene un impacto en la salud y la biodiversidad. Por otra parte, las grandes epidemias de la humanidad se han producido por la contaminación del agua de boca, ya que es uno de los principales transmisores de microorganismos, bacterias, virus y protozoos intestinales causantes de enfermedades.

      La Asamblea General de Naciones Unidas ha mostrado su “profunda preocupación, por la carencia de agua potable para casi 884 millones de personas, alarmando de la situación por el fallecimiento cada año de 1,5 millones de niños menores de 5 años, se pierden 443 millones de días lectivos a consecuencia de enfermedades relacionadas con el agua, más de 2.600 millones no tienen acceso al saneamiento básico”. La ONU aprobó en el 2.010, una resolución que reconoce el acceso al agua potable y al saneamiento básico como un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos.

      Hoy en día, en los países desarrollados se controlan los problemas que plantea la contaminación del agua antes del consumo humano, se filtra y desinfecta mediante cloro u otros procesos fisicoquímicos, convirtiéndola en potable. A pesar de ello, alrededor de mil millones de personas tienen un deficiente acceso al agua potable, obligados por necesidad a consumir aguas en malas condiciones, que favorece la proliferación de enfermedades y brotes epidémicos.

      El aumento de la población en el último siglo ha causado a la vez un aumento en el consumo del agua. Su disponibilidad se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los gobiernos en todo el mundo. Según informes de las Naciones Unidas, sólo el consumo de agua contaminada causa 5 millones de muertes al año. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la adopción de políticas de agua segura podría evitar la muerte de 1.4 millones de niños al año, víctimas de diarrea. 50 países, que reúnen a casi un tercio de la población mundial, carecen de un adecuado suministro de agua, y 17 de ellos extraen anualmente más agua de sus acuíferos de la que puede renovarse. La contaminación, por otra parte, no solo hace impura el agua de ríos y mares, sino también la de los recursos hídricos subterráneos que sirven para abastecer el consumo humano.

      La agricultura es la actividad que más agua demanda. La relación directa entre recursos hídricos y producción de alimentos es crítica para la población humana en constante crecimiento. La irrigación absorbe hasta el 90 % de los recursos hídricos de algunos países en desarrollo y supone un efecto negativo en los ecosistemas acuáticos al disminuir los caudales naturales de los ríos y aguas subterráneas. El uso de nitratos y pesticidas en los cultivos causa contaminación a las aguas tanto superficiales como subterráneas.

      La industria, por su parte, precisa del agua para su desarrollo devolviéndola nuevamente a la naturaleza después de su uso. Debido a los costes de la limpieza de las aguas residuales, no siempre se tratan adecuadamente deteriorando la calidad de los ríos y los mares, y afectando negativamente al medio ambiente acuático con metales pesados o sustancias químicas.

      Los ecosistemas de las aguas costeras, los ríos, los lagos, los humedales y los acuíferos están siendo presionados negativamente por el crecimiento de la población y lpor a expansión de sus actividades económicas. La construcción de nuevos puertos y zonas urbanas, la alteración de los sistemas fluviales por los pantanos y para la navegación, el drenaje de humedales para aumentar la superficie agrícola, la sobreexplotación de los fondos pesqueros, las múltiples fuentes de contaminación provenientes de la agricultura, la industria, el turismo y las aguas residuales de los hogares, reducen el agua potable disponible para el consumo humano.

      El cuerpo necesita entre 1 y 2,5 litros diarios de agua (la cantidad exacta varia en función del nivel de actividad, la temperatura, la humedad y otros factores), es el mínimo necesario para mantener una adecuada hidratación. Alrededor de un 20 % del agua se absorbe con la comida, mientras el resto se adquiere mediante el consumo de agua y otras bebidas y se expulsa del cuerpo a través de la orina, las heces, en forma de sudor, o en forma de vapor de agua y por exhalación del aliento. La necesidad de consumo aumenta en personas enfermas, o expuestas directamente a fuentes de calor, al perder mucho más líquido.

      La Asamblea General de la ONU reconoce la necesidad de preservar los ecosistemas, esenciales para mantener la biodiversidad y el bienestar humano, pues de ellos depende la obtención de agua potable y alimentos. Para ello, además de políticas de desarrollo sostenible, se precisan sistemas de depuración que mejoren la calidad de los vertidos generados. Este organismo pronostica que el gasto necesario para reducir al 50 % la proporción de personas sin acceso sostenible a fuentes de agua potable será de entre 50 a 102 miles de millones de dólares, y estima que “a nivel mundial existe suficiente agua para todos”.

      El agua potable, un bien común esencial para la vida y para el desarrollo de las sociedades humanas, se está convirtiendo en un recurso cada vez más escaso, sin embargo, multitud de factores, en esencia económicos, provocan que, después de su uso se devuelva a la naturaleza en su mayor parte contaminada, degradando el medio ambiente y ayudando a acelerar el cambio climático, influyendo en la escasez de lluvia y en el aumento de la erosión y desertización de las tierras fértiles. Se estima que la demanda de agua aumentará un 20% para el 2025 y un 55% para el año 2050, hecho totalmente insostenible. La ONU ha advertido del peligro creciente que representa esta amenaza y ha destacado la urgencia de encontrar soluciones antes de que sea demasiado tarde.

      “Sin agua no hay vida”, es evidente, el agua es una necesidad esencial. Esta certeza, que nadie puede dudar, ni querer poner a prueba para verificar su evidencia, pues es evidente que es cierto que el agua, H2O, tiene valor esencial de subsistencia para el ser humano, da pie a pensar que la mejor manera para poder solucionar los perjuicios de la contaminación del agua, al clima y las personas, es usar el valor que tiene como agregado mínimo de subsistencia para sufragar proyectos promovidos por la ONU y los Estados, destinados a mejorar las condiciones del agua y de las personas, con dinero transferido del Certificado Valor Agregado de Subsistencia, correspondiente al Activo Patrimonial Agregado del Fondo de Subsistencia del Banco Mundial, anotando en el Activo: agua, y en el Debe: saneamiento de la Tierra, acordado por un Pacto Humanitario entre todos, por sufragio universal.

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